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Episcopologio del Vicariato Apostólico de Casanare

Episcopologio del Vicariato Apostólico de Casanare

1893 - 1906
San Ezequiel Moreno y Díaz

San Ezequiel Moreno y Díaz

Primer Vicario Apostólico

25 de octubre de 1893 – 1906

San Ezequiel Moreno y Díaz fue el pionero en la evangelización de los Llanos Orientales. Su misión inició en un duro viaje el 15 de diciembre de 1890, cuando partió desde Tunja con un grupo de religiosos para recorrer territorios aún casi desconocidos para la Iglesia. Visitó pueblos como Maní, Sogamoso, Labranzagrande, Marroquín, Santa Helena y Orocué.

Su profunda admiración por la belleza natural se contrastaba con la preocupación por la ignorancia religiosa y el abandono social que enfrentaban los habitantes. Desde estas tierras escribió cartas que reflejan su amor pastoral y el compromiso de llevar la fe a cada rincón.

Gracias a su gestión y la del Obispo de Tunja ante la Santa Sede, el 17 de julio de 1893 se firmó la bula que creó oficialmente el Vicariato Apostólico de Casanare, con sede en Támara.

El 25 de octubre de 1893, el Papa León XIII lo nombró Vicario Apostólico y Obispo Titular de Pinara. San Ezequiel recibió la consagración episcopal el 1 de mayo de 1894.

Bajo su liderazgo, el Vicariato sentó las bases para la organización pastoral y la presencia estable de la Iglesia en una región clave para la evangelización en Colombia.

1896 - 1906
Fray Nicolás Casas Conde

Fray Nicolás Casas Conde

Vicario Apostólico de Casanare

1896 – 1906

Con la partida de San Ezequiel Moreno, Fray Nicolás Casas Conde asumió el reto de continuar la evangelización y el desarrollo del Vicariato Apostólico de Casanare.

Su llegada a los Llanos fue toda una aventura: navegó por el río Meta a bordo del barco de vapor Boyacá, llegando a lugares como Cabuyaro, Orocué, Pueblo Nuevo —donde habitaban los indígenas Sálivas— y otros pueblos de la región, hasta finalmente establecerse en Támara, donde fue recibido con música y pólvora en una cálida bienvenida.

Su trabajo pastoral fue intenso y multidimensional. No solo realizó numerosas expediciones apostólicas y científicas, sino que también se dedicó a promover el progreso social y económico. Dirigió propuestas al gobierno, incluyendo proyectos para mejorar la agricultura, la ganadería, la electricidad, y las comunicaciones —como una línea telegráfica entre Bogotá y Casanare—, así como la construcción de caminos y puentes que facilitaran la integración del territorio.

En 1897, bajo su mandato, se realizó el primer censo oficial que reveló una población de 17,145 habitantes "blancos" y 2,000 indígenas.

Pero su labor se vio gravemente afectada por la Guerra de los Mil Días (1899-1902), que provocó la expulsión forzada de los misioneros y el abandono de la misión. Las comunidades sufrieron la violencia y la destrucción, y las religiosas debieron retirarse temporalmente. Sin embargo, tras el conflicto, Fray Nicolás regresó con renovado ánimo para restaurar la fe y la esperanza en Casanare.

Con gran empeño, impulsó la reconstrucción espiritual y material, y especialmente la educación pública, enfrentando retos como la falta de maestros, recursos y la indiferencia de algunos sectores hacia la instrucción escolar.

En 1906, por razones de salud, regresó a Bogotá, donde poco después entregó su vida a Dios. Su funeral contó con reconocimientos oficiales por su dedicación ejemplar y su incansable compromiso con la misión y el progreso social en Casanare.

1906 - 1933
Monseñor Juan Ejemplo

Fray Santos Ballesteros

Vicario Apostólico de Casanare

(1906 – 1933)

Fray Santos Ballesteros, nombrado Vicario Apostólico de Casanare en 1906, fue consagrado obispo en 1921 y permaneció en su misión hasta su fallecimiento en 1933. Desde sus inicios, fue conocido como “el enamorado de las escuelas”, impulsando la educación primaria con el respaldo del Dr. José María Rivas Groot. 

Bajo su liderazgo, se crearon 30 escuelas urbanas y rurales, completamente dotadas y financiadas con fondos del Vicariato. En 1915 fundó el Colegio San Agustín, semillero de líderes, y lanzó “El Propagador”, un órgano informativo que promovía evangelización, cultura y formación. 

Tuvo una dedicación especial a los indígenas Tunebos, a quienes enseñaba matemáticas, manualidades y dibujo, creyendo en su potencial transformador. Ese mismo año, el Vicariato fue dividido en dos zonas misionales: norte (Padres Lazaristas) y sur (Padres Candelarios). 

Fray Santos respondió fundando internados en Nunchía, Orocué y Támara y ampliando la red educativa. En 1921, gracias a un aporte del arzobispo de Bogotá, fundó El Algarrobo, una hacienda que llegó a tener más de 2,500 reses y generó recursos para educación, el seminario y misiones. 

En 1928, el nuevo Convenio de Misiones fortaleció el papel de las órdenes religiosas en la educación pública, consolidando el proyecto educativo del Vicariato. A pesar de su esfuerzo, enfrentó resistencia social hacia la educación, lo que lo obligó a convencer a las familias de la importancia de enviar a sus hijos a la escuela. Fray Santos Ballesteros dejó un legado imborrable: un pastor incansable, promotor de la evangelización, la educación y el progreso social en Casanare. 

1934 - 1939
Monseñor Juan Ejemplo

Fray Pablo Alegría Iriarte

Vicario Apostólico de Casanare

(1934 – 1939)

Fray Pablo Alegría Iriarte asumió la misión pastoral del Vicariato Apostólico de Casanare el 4 de noviembre de 1934, y la desempeñó hasta el 11 de septiembre de 1939. 

Continuó con la importante labor educativa y evangelizadora iniciada por sus antecesores, dedicando sus esfuerzos especialmente a la niñez y juventud de la región. 

Con un profundo conocimiento del territorio, fruto de su experiencia como párroco en Orocué, Arauca y Nunchía, se decía que no había un solo rincón de misión casanareña que este misionero incansable no hubiera pisado. 

Su dedicación económica, apostólica y educativa se centró especialmente en la formación de los jóvenes y niños. Destacó particularmente su atención a la comunidad indígena guahiba, para quienes construyó una escuela especial que aseguraba su acceso a la educación. 

Durante su episcopado, la dinámica de la misión en los Llanos Orientales experimentó cambios importantes. Las tradicionales reducciones dejaron paso a la formación de las primeras poblaciones que luego se convertirían en municipios, facilitando así la centralización de la evangelización y la instrucción pública. Aunque su ministerio fue breve, pues murió sorpresivamente durante un recorrido de visita Ad Limina, el legado de Fray Pablo Alegría fue significativo. Su apoyo a la labor misionera y social fortaleció el crecimiento y desarrollo del Vicariato Apostólico de Casanare.

1941 - 1965
Monseñor Juan Ejemplo

Fray Nicasio Balisa Melero

Vicario Apostólico de Casanare

(1941 – 1965)

Fray Nicasio Balisa Melero asumió el Vicariato Apostólico de Casanare el 24 de agosto de 1941, en un contexto de crisis política, pobreza extrema y abandono estatal que desembocó en la violencia partidista de 1948. 

Durante su episcopado, la violencia arrasó con vidas, pueblos y décadas de misión, generando miedo y desconfianza. Monseñor Nicasio no se rindió: con fe y entrega, lideró numerosas obras pastorales y sociales, muchas veces sin apoyo ni garantías. 

Uno de sus mayores logros fue la construcción del acueducto de Támara, transformando la vida del pueblo. La comunidad aún lo recuerda con gratitud y admiración. 

En cartas al Nuncio Apostólico, dejó testimonio del drama vivido: 

“...los misioneros tuvieron que retirarse a causa de la revolución... las gentes se llenaron de consuelo al verse nuevamente en compañía del Señor Obispo.” (Támara, diciembre 1950) 

“Veo toda la parroquia de Tauramena... enteramente abandonada y en poder de la revolución...” (Támara, agosto 1951) 

Superada la peor parte del conflicto, enfocó su labor en el desarrollo rural y económico: adquirió fincas para sostener el Vicariato, fomentó el cultivo del café, instaló el primer beneficiadero tecnificado de Casanare, y enseñó a los campesinos a procesar el grano con técnicas modernas. También impulsó la construcción del primer aeropuerto en Támara y participó en la creación de la Intendencia de Casanare en 1958. Falleció en misión, el 3 de febrero de 1965 en Orocué, dejando un legado de valentía, fe y amor por el pueblo llanero.

1966 - 1976

Fray Arturo Salazar Mejía

Vicario Apostólico de Casanare

(1966 – 1976)

Nacido en Salamina (Caldas), fue nombrado Vicario Apostólico el 17 de febrero de 1966 y ejerció durante once años. En 1977 fue trasladado como obispo residencial de Pasto, donde sirvió por casi dos décadas hasta su renuncia por pérdida total de la visión. 

Falleció el 1 de noviembre de 2009, en la Solemnidad de Todos los Santos. Se distinguió por su cercanía al pueblo, amor a la Iglesia y compromiso con la Orden Agustina Recoleta. Fue un firme promotor de la independencia administrativa de Casanare frente a Boyacá. 

Con él se dio inicio a la educación contratada, reemplazando el convenio misional vigente hasta 1953. Esta reforma facilitó el trabajo educativo de la Iglesia en zonas marginadas. En 1968 promovió la educación secundaria y la formación docente con cursos para normalistas. 

Dejó un legado estructural importante: construyó la Casa Episcopal de Támara, la Casa del Vicariato en Yopal y amplió el Seminario Menor. Fundó el periódico Misionemos, impulsó la Cooperativa de Caficultores de Támara, apoyó la Casa Hogar y facilitó la llegada de nuevas comunidades religiosas como los Hermanos del Sagrado Corazón.

1977 - 2001
Monseñor Juan Ejemplo

Fray Olavio López Duque

Vicario Apostólico de Casanare

1977 – 2001

Monseñor Olavio López Duque, OAR fue nombrado obispo titular de Strongoli y Vicario Apostólico de Casanare el 30 de mayo de 1977, y consagrado el 7 de agosto del mismo año, cuando aún era párroco de Monterrey (Casanare). 

Su misión continuó la labor de sus antecesores, con énfasis en la educación y la formación de comunidades vivas. Entre sus logros destacan: Construcción del centro educativo de Yopal y del Centro Catequístico Santiago de las Atalayas. 

Traslado de la sede episcopal de Támara a Yopal, junto con la oficina de educación contratada. Preocupado por las zonas rurales, creó el programa de animadores de comunidad, formando líderes veredales en teología y doctrina para replicar el mensaje cristiano en sus localidades, en línea con el Concilio Vaticano II. 

Impulsó la promoción vocacional, visitando colegios en Casanare y Boyacá, lo cual permitió aumentar el número de vocaciones y cubrir con sacerdotes todas las parroquias. Abrió las puertas a nuevas comunidades religiosas, como: Hermanos de La Salle en Orocué Hermanas Nazarenas en El Totumo Laicos misioneros, especialmente activos en Semana Santa y Navidad. En educación, dejó una huella profunda: Fundó el Colegio de Orocué y su internado. 

Promovió la llegada de maestros y consolidó una educación evangelizadora contratada. Lideró el Vicariato hasta su madurez institucional. En 1999 se creó la Diócesis de Yopal, dividiendo la región entre: La nueva diócesis, confiada al clero diocesano El Vicariato Apostólico de Trinidad, a cargo de los Misioneros Agustinos Recoletos Fue el primer Administrador Apostólico de la Diócesis de Yopal. Tras su retiro, se trasladó a Bogotá, donde sirvió como Vicario de Religiosos de la Arquidiócesis. Falleció el 11 de junio de 2013, dejando un legado de educación, misión y entrega pastoral.

Gratitud de la Diócesis de Yopal

La Diócesis de Yopal expresa su más profundo agradecimiento a la Orden de Agustinos Recoletos (OAR) por sus invaluables servicios pastorales prestados a nuestra comunidad a lo largo de estos años. Su dedicación, sacrificio y amor por nuestro pueblo han dejado una huella imborrable en la historia de nuestra Iglesia local.

"Y ya que por Él recibimos este ministerio, por la misericordia que se nos ha mostrado, no nos desanimamos. Antes bien, hemos renunciado a lo oculto y vergonzoso, no procediendo con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino recomendándonos a nosotros mismos a la conciencia de todo hombre delante de Dios por la manifestación de la verdad."

2 Corintios 4,1-2

Esta labor evangelizadora continúa siendo un testimonio vivo del amor de Cristo y un ejemplo para todos los fieles que formamos parte de la comunidad católica en los Llanos Orientales.